cursos de acompañante terapeutico del gobierno de la ciudad

Agregá tus cursos preferidos para compararlos, compartirlos y contactar con el centro si querés más información. Se realizará en la urbe de General Roca el dÃa diez de agosto el curso de acompañante terapéutico experto en Tgd y Autismo, dictado por el integrante de Consultorios de Asistencia Privada del SÃndrome Autista de la ciudad de Mar del Plata, Lic. Corporación de profesionales dedicados a la Asistencia y Docencia en Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires.
El Programa de Postgrados en Ciencias Médicas se orienta a formar profesionales del campo de la salud altamente calificados, capaces para servir a la sociedad y ejercer el liderazgo cientÃfico, académico, asistencial y polÃtico sanitario. Comenzó la inscripción a los Cursos de Socorrer de Farmacia, Secretariado Médico y Acompañante Terapéutico que ofrecen Certificación Universitaria y son dictados a nivel nacional por la Capacitad de Ciencias Médicas de la Universidad FASTA.
El martes 7 de julio, el Centro Psicosocial Argentino empezó a dictar en Casa del Bicentenario, el Curso de Acompañante Terapéutico en Salud Mental y Discapacidad. El mismo es autorÃa de la diputada provincial Claudia Godoy, y desde la Asociación se mostraron pendientes de que en el transcurso del presente ejercicio legislativo se concrete su aprobación y siguiente aplicación.
La experiencia llevada a cabo en diferentes instituciones y centros de alta complejidad en la atención de la persona con discapacidad motora y sensorial y en el domicilio de los pacientes, deja reconsiderar la capacitación de profesionales en el área del acompañamiento terapéutico, buscando una capacitación acorde a los nuevos requerimientos en salud.
Podemos destacar que el Acompañante Terapéutico es considerado un recurso humano con finalidad asistencial, cuya Curo de Acompañante terapeutico práctica remite a un conjunto de acciones de contenido concreto en el marco de una estrategia clÃnica, realizando acciones de colaboración para la puesta en práctica de las indicaciones, objetivos y metas propuestos por el equipo profesional.
El acompañamiento terapéutico piensa la facilitación de la inclusión social de las personas que padecen un malestar psÃquico, fÃsico o relacional. Se transforma, entonces, en un servicio de acompañamiento sanitario y popular.Los nuevos escenarios socioeconómicos y polÃticos en la Argentina, sumados a los cambios epidemiológicos de las últimas décadas, provocaron transformaciones en las condiciones de vida y en la cotidianeidad de la red social y uno de esos cambios en especial son los métodos de enfermar de las personas, sin que por el momento se hayan revertido adecuadamente las estrategias de respuesta en el sistema de salud para mitigarlos.No es que por el momento no hagan falta hospitales, ni medicamentos ni doctores, pero la de hoy prevalencia de males que están más vinculados con el accionar, tanto individual como social, nos expone una urgente revisión de conceptos y operatorias que rigen las prácticas en los servicios de salud.Las enfermedades crónico-degenerativas, como también los accidentes traumáticos y de crueldad de diferente Ãndole, sumados a la más grande supervivencia de pacientes con enormes déficits psicofÃsicos, han aumentado los Ãndices de discapacidad, dejando a una cantidad enorme de personas limitadas para enfrentar sus actividades corrientes, tanto las similares con la vida productiva como la social.La discapacidad, según la categorización internacional del funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (OMS) es un término genérico que abarca deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones a la participación.La persona con limitaciones fÃsicas, sensoriales o mentales sufre la discapacidad no por los padecimientos en sà mismos, sino como resultado de sus derivaciones, es decir, por la exclusión de oportunidades educativas, laborales y de los servicios públicos que estas últimas desarrollan y son esas condiciones de aislamiento las que el sistema todavÃa no consigue cambiar.En la Argentina, según el último Censo 2010, el 12.9% de la gente tiene alguna discapacidad, lo que supone bastante más de 5 miles de individuos, de las cuales el 11.7% son inferiores de 15 años y el 48.5% forma parte de 15 y 64 años, oséa, compromete a la gente más joven.Visto desde una visión económica, el incremento de la discapacidad y de la expectativa de vida y la reducción de la tasa bruta de mortalidad causan un aumento en el Ãndice de dependencia (proporción de población no económicamente activa en relación a la gente económicamente activa), lo que significa un incremento de la proporción de personas pasivas cuyos provecho sociales tienen que ser provistos por la gente activa. entonces, esto justifica ampliamente las necesidades de reformulación de los servicios y las formas de atención con prácticas, diferenciadas, menos complejas, menos costosas y más oportunas.Por otro lado, la situación se complica aún más si sumamos las cuestiones de salud-enfermedad asociadas con una cultura de hiperconsumo que originan, al margen de las sustancias involucradas, ocasiones de riesgo sobreagregadas.En ese marco, el sistema de salud en en el paÃs, que sigue siendo fragmentado y pensado para la utilización desmedida de la alta complejidad y tecnologÃa (entendida como aparatologÃa) especializada, obliga a un replanteo sobre la formación, el desempeño y la potencialidad de los equipos de salud.Tanto el financiamiento como el aspecto formativo han conspirado con la esencia misma del arte de curar, que es cuidar (origen etimológico de la palabra medicina, cuyo significado es: curar, aliviar, cuidar), figura que debe ser recuperada en todas las instancias y los principios de las nuevas costumbres de actuación.Lo “mental†y lo “no mental†del acompañamientoEl acompañamiento terapéutico constituye, para muchos, un gadget y para otros, una utilidad y tiene su origen hace varios años en el campo de la salud mental, desde la publicación, en 1947, de un libro de la Dra. M. A. Sechehaye –una terapeuta suiza– que proporciona cuenta de una de las primeras vivencias en esta clase de abordaje.PodrÃamos garantizar que, aun hoy, el acompañante terapéutico (AT) sigue Ãntimamente vinculado con dos cuestiones principales: por un lado, con el concepto psi del acompañamiento, y por otro lado, como la práctica situada en relación con la medicina privada.Posicionados en una visión integral e integradora de la salud y a pesar, como dice MÃas(2008), de los acuerdos que ya están respecto de la indivisibilidad de la salud del sujeto, en la costumbre aún resulta complicado la aplicabilidad de estos conceptos, más allá de que el Manual Diagnóstico y EstadÃstico de los Trastornos Mentales IV (DSM-IV) mencione como anacrónica la distinción entre trastornos mentales y fÃsicos, (American Psychiatric Association, 1995). Para revertir dichas situaciones, el AT requiere de un mayor afianzamiento como integrante del conjunto de salud, posicionarse como mediador que suma la cotidianeidad del tolerante y acerca las distancias que comunmente hay entre la persona que padece y la institución responsable de la atención.Pero eso necesita una nueva visión de lo que implica institución, aceptando que el hacer además construye institucionalidad, reconociendo que los equipos de trabajo articulados, y no sólo el hospital o los centros de salud, son instituciones. pensar la institucionalidad nos obligarÃa a la cita de numerosos pensadores y académicos, pero tomamos el planteamiento de Castoriadis (1998) que afirma: “entiendo por institución normas, valores, lenguaje, utilidades, métodos y procedimientos de llevar a cabo frente a las cosas y de hacer las cosas…†y sigue: “aquello que mantiene unida a la sociedad es una institución.â€De esa manera, el AT se irá instituyendo en el sistema de salud desde el propio ejercicio, pero sabiendo que se es acompañante sólo acompañando.En instantes en los que las instituciones no sólo sanitarias sino educativas, jurÃdicas y sociales, por ejemplo, han naturalizado funcionamientos expulsivos, el AT puede hacer más simple una comunicación más directa con la persona padeciente, la familia y el equipo tratante, además de facilitar la territorialización de la atención. Territorializar no remite sólo a territorio área geográfica donde hay que intervenir, sino además, y primordialmente, a territorio sector relacional. oséa, como plantea Chiara (2011): “supone distintos métodos de apropiación del territorio, que se ponen además en juego en la creación de la estructura sanitariaâ€.Dicha acción comporta la posibilidad de una apertura de las instituciones mencionadas a realidades y fluÃdas sociales complicadas, frecuentemente desconocidas por el funcionamiento endogámico en que se ha caÃdo.Pero para profundizar dicho proceso, la formación y la actividad de los agentes deben escaparse de las viejas prácticas y los modelos ideológicos dogmáticos, evadiendo quedar atrapados en el mismo funcionamiento; ello piensa un profundo debate en todos los espacios formativos y de gestión, que interpele además la intención de todo el conjunto de salud para diluir probables resistencias.Visto desde una perspectiva integradora de la salud, el AT es entonces un trabajador sanitario, capacitado para proteger, calmar en diferentes situaciones y padecimientos, ya sean psÃquicos, fÃsicos, sociales o académicos, en forma de dispositivo preventivo. El acompañante, en estos términos, será un nuevo integrante del equipo de salud pública complementario, facilitador y promotor en la labor de reforma del modelo de atención. Un modelo de atención que, además, pone en compromiso al propio sistema por lo desgastado y poco efectivo.El AT supone, en ese marco, facilitar la incorporación popular de la gente que padecen un malestar psÃquico, fÃsico o relacional y reflexionar la salud sin un territorio particular. Se transforma, entonces, en un servicio de apoyo sanitario y social, pero de modo vivencial y no interpretativo, con potencialidad de fomentar capacidades remanentes y generar programas solidarios de contención para lo cual poner el cuerpo es su utilidad principal.
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